domingo, 26 de octubre de 2008

No Loot, No Booze, No Fun.




The Tossers... Los tercios de Chicago. Cuando la recesión se convierte en depresión... Oh Dee Dee Ramone, where have you gone?

Heidi Talbot/ Zaragoza 20-10-2008.


La gira de Heidi Talbot recaló en el Teatro del Mercado de Zaragoza, concierto significativo ahora que la música celta es un proscrito entre nuestros festivales y programadores. La cantante, antigua componente del supergrupo Cherish the Ladies, venía a presentar su segundo disco, un estupendo In love + light lleno de convincentes interpretaciones, colaboraciones con sentido y ajustadas versiones. Vino y se fue de la misma sonriente manera y sin recurrir a lugares comunes ni a los estándares celtas de siempre, se metió al público en el bolsillo con espontaneidad, naturalidad y una voz de muchos matices y recorrido que lo mismo se mostraba vaporosa para los temas tradicionales más etéreos o adquiría la flexibilidad e inmediatez pop en las versiones y canciones más actuales de su repertorio. El evento lo completaron dos sets de piezas instrumentales comandados por el genial violinista John McCuscker; mucha sensibilidad y talento bien aprovechado.

Wolfstone / Terra Firma.

Si el penúltimo disco de la banda escocesa, Almost an island supuso una restauración de algunos de los mejores momentos hallados en los anteriores Year of the dog y The half tail, el último es en cierto modo, una verdadera renovación. En primer lugar por la presentación de un nuevo y joven cantante y guitarrista que inyecta a la banda una presencia vocal de la que carecía hasta ahora o al menos, de la que carecía desde la marcha de Ivan Drever. En segundo lugar, por primera vez y desde el precitado The half tail, un disco de Wolfstone contiene un tratamiento de las canciones y por supuesto, unas canciones, que no palidecen ante los temas instrumentales, lo cual, contribuye a la sensación de estar ante su disco más completo y mejor acabado en años. Lo mejor es que se actualiza y se refresca su sonido poniéndolos de nuevo en vereda y sin dejar de impartir el magisterio que esta banda atesora.

sábado, 18 de octubre de 2008

Levellers / Letters from the underground.


Los Levellers simplifican su propuesta estilísticamente, recurren a un puñado de viejas letras, se meten de lleno en la autogestión y producen el mejor disco de su carrera en muchos años. Letters from the underground es una marcada obra política y también poética, en su ambicioso reflejo lírico de los "tiempos que corren". Y lo consiguen, con un sonido inmediato que los vincula directamente a sus tres primeros discos pero con la experiencia y medios de ahora. Aquí no hay experimentos, sólo un violín enloquecido que se agita como una lengua de fuego entre arrobas de guitarras. Tambén algún ritmo sincopado que es ya un himno de dormitorio. Y como no, una llamada a las calles y contra la apatía. Concisos y furibundos, articulan una obra canónica del celtic rock en poco más de media hora que es, además de una revitalización necesaria de su estilo, resumen y resultado de su trayectoria.

Los reyes de la colina.


¿Quién necesita un grupo de rock sin violin cuando los hay con violin? Esta pregunta, tan absurda como sugerente rebota en nuestras cabezas como un mantra autoafirmativo pero cualquiera que haya visto a The National en su último gira, igual termina suscribiendo la cuestión. A principios de los 90, con un Chicago eletrificado también se la hicieron The Drovers, aunque es cierto que estos se terminaron planteando qué para que querían ser rockeros cuando podían ser folkies piscodelícos. De todas formas, retuvieron un momento significativo de gloria a mediados de la decada que hace que la fotografía que acompaña suponga un ejemplo ilustrativo del interrogante: from the city to the top of the hill, el funk de los blancos, la música de la calle.

The devil in the kitchen.



Hace diez años, Mike Scott señalaba en una entrevista a Ashley Macisaac, como el único músico dentro del ámbito de la música celta que emprendía un verdadero camino renovador. En aquellos días, el horizonte, como en toda world music en general, lo constituía la mezcla con la música eletrónica pero este violinista escocés, provocador, sensible e inteligente, se adelantó en el 95 como un par de decadas. Y se estrelló con todos los honores.

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